La movilización ciudadana en la Costa del Sol está surgiendo de manera creciente ante el exponencial aumento de los precios de alquiler. Unas subidas tan enormes las que se registran, que hacen prácticamente inaccesibles el acceso a una vivienda digna de un importante segmento de la sociedad, el más modesto obviamente.
Esta burbuja alcista se sufre con más intensidad en localidades como Estepona. En el caso de esta ciudad la situación es muy grave, ya que se ha llegado a un alarmante aumento del doble de los precios de alquiler en tan solo los últimos cuatro años. Esto empuja a muchos jóvenes a tener que vivir en condiciones precarias o depender de las ayudas que le puedan suministrar los padres y madres. En otros casos se produce que se tenga que sacrificar el 80 por ciento de los ingresos en el pago del alquiler de la vivienda.
No es de extrañar que las protestas organizadas surjan de manera organizada y aumente el respaldo social a estas.
Es el caso de Estepona, es el Colectivo Vecinal por la Vivienda nacido hace un año, quien organiza y lidera las movilizaciones y actuaciones reivindicativas. Este grupo organiza concentraciones mensuales en la céntrica Plaza Manuel García Caparrós para que su causa se visibilice. Además de ello, han solicitando una reunión con el alcalde, José María García Urbano, así como permiso para recoger firmas, aunque hasta el momento les ha sido rechazado el permiso hasta en tres ocasiones. Por parte del ayuntamiento esteponero, la Delegación municipal de Comercio, alega para su negativa que no se trata de una ubicación “viable para la realizar la actividad solicitada”, (una simple mesa), ya que no “salvaguarda las zonas de restauración y comercio del centro histórico».
Lali Montero, integrante del Colectivo Vecinal por la Vivienda, subraya que los alquileres en la ciudad han alcanzado un precio del doble en tan solo los últimos cuatro años. La situación dibuja un escenario en el que parece que lo que se edifica no está pensado ni destinado para la población de Estepona, sino para bolsillos foráneos de mayor capacidad económica o inversores potentes venidos de otras zonas. Como consecuencia el futuro es negro porque residentes locales tendrán que optar por irse del pueblo que les vionacer a otras localidades menos inasequibles al acceso de viviendas.