En Estepona, donde el sol nunca se pone sobre los proyectos urbanísticos, el empresario Juan José Hidalgo está levantando un macrocomplejo que levanta tantas cejas como grúas. Y no es para menos, pues el proyecto avanza a velocidad de crucero sobre terrenos que, en teoría, estaban destinados a un fin mucho más noble.
Según informa en una exclusiva el periódico “El Cierre Digital”, buena parte del suelo afectado pertenece a la Herencia Nadal, una entidad con carácter benéfico cuya finalidad poco o nada tiene que ver con urbanizaciones de alto standing. Lo que debería contribuir al bien común, corre serio riesgo de convertirse en otro capítulo de especulación revestida de modernidad. Con el nombre The Ville, Hidalgo pretende construir un macrocomplejo de lujo en las zonas de Guadalobón y Arroyo Vaquero, en Estepona. Según el digital de Juan Luis Galiacho, “al empresario le faltan pocos pero importantes trámites para que den luz verde al megaproyecto, que podría comenzar a construirse después del verano”.
Amplia la información este digital explicando, por si fuera poco, que el proyecto carece de los informes técnicos definitivos, esos que deberían garantizar que todo se ajusta a la ley y al sentido común. Pero en lugar de esperar a tener todos los permisos en regla, las obras siguen su curso, como si los procedimientos administrativos fueran un simple formalismo molesto. Lo habitual, por desgracia, en una Costa del Sol que lleva décadas confundiendo el interés general con el interés particular de unos pocos.
El Ayuntamiento de Estepona, gobernado por el popular y polémico José María García Urbano, aprobó en 2022 una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que facilitó este macroproyecto.
Resulta alarmante que un proyecto de este calibre avance sin una mínima garantía de transparencia ni debate público. Que un terreno benéfico pueda acabar siendo el escenario de otro pelotazo inmobiliario no es solo un síntoma del modelo urbanístico agotado, es un reflejo de cómo se vacía de contenido el concepto de responsabilidad social. ¿Y las viviendas accesibles en esos terrenos de la Herencia Nadal ¿dónde están? ¿y la aportación de terrenos para paliar la carestía enorme de los pisos en Estepona ¿cuándo?
Hidalgo, curtido en mil negocios y amigo de moverse rápido, parece no encontrar obstáculos donde otros verían límites legales o éticos. Pero en Estepona, una vez más, la pregunta no es qué se construye, sino a quién beneficia. Y sobre todo, a quién se deja fuera.