La primera obligación de un gestor público es, o debería ser, mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos dotándoles de servicios, espacios de ocio, mantenimiento, limpieza, trasporte y acceso a la vivienda para jóvenes y clases más desfavorecidas.
Evidentemente, el Partido Popular con su alcalde Sr. García Urbano, ha optado por otro modelo de ciudad: El de la especulación urbanística y la desigualdad que ella conlleva. Para ello, apoyado en un engañoso plan de marketing, «Estepona Jardín del Mediterráneo«, utiliza la especulación urbanística para atraer inversores inmobiliarios y turismo de alto standing:
1º Ha convertido el centro de la ciudad en un escaparate turístico artificioso, más parecido a un parque temático para turistas. Para ello, lo ha peatonalizado, con fondos europeos, (con eliminación masiva de plazas de aparcamiento de superficie de residentes) y sin un plan de circulación alternativo, lo que está provocando un caos circulatorio. Al mismo tiempo se favorece la proliferación de pisos turísticos en ese centro, sin ninguna normativa, disparando los precios de los alquileres. Ha priorizado en ese centro, de forma desproporcionada, los servicios de jardinería, plantas, macetas, macetones, limpieza y mantenimiento, detrayendo esos servicios de barriadas y extrarradio.
2º Ha privatizado en la práctica, concesiones a 75 años o más, las mejores parcelas públicas destinándolas a: Campos de golf, pistas de pádel, colegios privados de lujo, complejos de hostelería exclusivos, incluso una Iglesia Ortodoxa, (financiada a través de una fundación de promotores inmobiliarios rusos que había rechazado Marbella). Todas ellas actividades empresariales dirigidas a turistas o residentes de alto standing, son inalcanzables para el ciudadano medio.
3º Se han construido grandes elementos singulares, también con fondos europeos tales como: Mirador del Carmen, torre de 12 plantas con un coste de 16 millones de euros como «edificio emblemático» (con sus dos últimas plantas de restaurante cedido a la pareja del hijo del alcalde). Un orquidario, estadio de atletismo, un auditorio, un nuevo ayuntamiento de 15.000 m2…La mayoría de estas infraestructuras sobredimensionadas para la población de Estepona, son cedidas luego su explotación a la empresa privada. Otras instalaciones deportivas, de ocio o parques, «no turísticas», agonizan por falta de mantenimiento.
Esos tres elementos: Cierre de la antigua nacional 340 y de todo el centro con profusión de plantas y macetas, pretendida recuperación de las «raíces» del pueblo, cuando en realidad lo ha convertido en un gran decorado artificioso para el turista. Las cesiones a largo plazo, parcelas municipales para actividades turísticas de lujo. Y una pretendida «modernización» de la ciudad con grandes elementos «singulares y emblemáticos». Con esos elementos y sus 21 kilómetros de playa, con algunas zonas todavía urbanizables, (en Marbella ya no cabe un ladrillo más) tanto los grandes promotores, como los constructores «afines» al alcalde invierte en viviendas de lujo para turismo. 350 mil euros a 400 mil un mínimo apartamento, 1 dormitorio… hasta más de 2 millones, según cercanía al mar.
Esa especulación inmobiliaria ha disparado el precio de viviendas y los alquileres. Estepona es «la nueva Marbella», el paraíso de la nueva especulación, encareciendo la vida a sus ciudadanos y expulsando a clases medias, jóvenes y clases vulnerables de la ciudad, y deteriorando la calidad de vida de los esteponeros.
Cuando hablo de constructores «afines al alcalde», me refiero a Bonifacio Solís, beneficiario de la mayoría de las grandes inversiones municipales: orquidario, estadio de atletismo, la torre del Mirador del Carmen…, o también construcciones privadas en terrenos municipales cedidos (Colegio Internacional, La Laguna…). Solís, amigo y socio del alcalde en Nuevo Aires 2002 S.L, implicada en el caso Malaya de Marbella a través de Hoffmann, fugado de la justicia. O el alcalde como albacea fiduciario de sociedades con sede en Lusemburgo, propietarias de grandes patrimonios en Marbella y Estepona, y así seguiríamos con entramados societarios que implican o implicaron al alcalde. La última cacicada: Bonifacio Solis, principal beneficiario de los contratos de construcción del Ayuntamiento, o venta a bajo precio de terrenos municipales, el que dice que el alcalde dejó de ser su socio, «cree hace 2 o 3 años», contrata al hijo del alcalde como directivo de su empresa.
Consecuencias de este modelo de ciudad de especulación urbanística. Aumento de la desigualdad y disminución de calidad de vida del ciudadano de Estepona.
1º.- Pérdida de inversiones y calidad en los servicios: La concentración de limpieza, mantenimiento y jardinería en el centro turístico de Estepona, y la falta de inversiones en barriadas y extrarradio condena a estas, a acerados destrozados, o su falta en extrarradio, baches eternos, zonas ajardinadas abandonadas, matorrales en aceras, árboles sin podar, limpieza precaria cuando no suciedad manifiesta, ratas y basuras en algunos casos. Las redes sociales están repletas de fotos y denuncias por el abandono de barriadas y extrarradio. Podríamos adjuntar centenares.
2º.- Pérdida de calidad en la movilidad: A la desaparición de plazas de aparcamiento de superficie, se une el caos provocado por la falta de alternativas al tráfico al cerrar el centro. La principal vía para atravesar Estepona, Avda. de Andalucía, permanentemente colapsada, sin mantenimiento de acerado y pavimento y con la señalización de pasos de cebra borrada. Los aparcamientos construidos, escasos aunque asequibles para una visita ocasional desde el extrarradio o un turista, no resuelven el problema de falta de aparcamiento para residentes. A esto se une un trasporte público caótico, claramente insuficiente para cubrir, no solo los servicios a urbanizaciones, a la mayoría no llega el trasporte público, sino los desplazamientos al Hospital o al lugar de trabajo, Marbella y costa. El problema se agudiza en los jóvenes, para ir al colegio o disfrutar del ocio, y en los trabajadores que no disponen de vehículo propio. Para las personas mayores o con movilidad reducida, 3 o 4 kilómetros del centro peatonalizado, sin trasporte público ni privado, es condenarlos al casi inmovilismo y a dejar de disfrutar de su ciudad.
3º.- Encarecimiento de servicios, ocio y hostelería: La apuesta por la hostelería turística «exclusiva», zonas del litoral o playa, como La Laguna y chiringuitos exclusivos, una gran parte en suelo público, con precios disparados, o el mismo centro «rehabilitado» para turistas, hacen inviable para una gran parte de los esteponeros el disfrute de su ocio. Esta subida de precios, el turista ocasional o extranjero residente lo paga. Podría poner ejemplos, si hablas con algún hostelero te lo dice claramente, mientras paguen y tenga el local lleno, la mayoría extranjeros residentes o turistas, se subirá el precio. El problema es que esta subida de precios se va extendiendo poco a poco a barriadas más populares.
4º.- Encarecimiento de la vivienda, en propiedad y alquile: Falta de vivienda protegida y alquiler social. Expulsión del esteponero trabajador o joven de su pueblo. La especulación urbanística favorecida por el gobierno del PP, ha elevado el precio de la vivienda un 190%, con alquileres de una media de 1.700 m2, hacen inasumible para el ciudadano medio formar un hogar en Estepona (el 22% de los jóvenes de Estepona tiene menos de 20 años) estarán condenados a abandonar su pueblo. Ni al Ayuntamiento del PP, ni a los promotores les interesa la vivienda social o el alquiler protegido. La mayoría de las parcelas de propiedad municipal, que podían ser empleadas en equipamientos sociales o en viviendas protegidas están siendo entregadas a la empresa privada para explotación de actividades, ocio, deporte, hostelería,… educación, fuera del alcance de las clases medias y vulnerables de Estepona. Las propias empresas tienen dificultad en encontrar trabajadores, los sueldos no alcanzan ni para alquilar una habitación en Estepona.
Resumiendo, este modelo especulativo de ciudad está conduciendo a una pérdida de calidad de vida para el ciudadano medio del la Costa del Sol en general y muy en particular en Estepona. Esta pérdida imparable de calidad de vida se concreta en la falta de viviendas sociales, (Más de 3.000 demandas de viviendas sociales) , en la falta de servicios e inversiones en su barriada, en su dificultad para desplazarse por Estepona, en el trasporte deficiente, en el encarecimiento de su ocio o disfrute de su hostelería.
Sanidad Pública. A esta `pérdida de calidad de vida, producto de la especulación inmobiliaria, se añade el deterioro creciente y acelerado de la sanidad pública. Con listas de espera y desaparición de servicios básicos. Incluido el nuevo Hospital de Estepona. Semi desmantelado, sin personal médico, infrautilizado, con su servicio de urgencias sin laboratorio…Sabemos su futuro: la privatización, con el resto de las trasferencias a la sanidad privada en lugar de invertir en personal y servicios para al pública ( El Vice consejero de Salud de la Junta,, Miguel Ángel Guzmán, cerebro de la estrategia de privatización de la sanidad de la Junta, contratado por la aseguradora privada Asisa apenas tres meses después de dejar su puesto)
Otro modelo de gestión de la ciudad al servicio de todos los ciudadanos, equilibrando los beneficios del turismo con la calidad de vida de los ciudadanos es posible. Nuestra obligación es frenar la desigualdad que genera el actual modelo del Alcalde de Estepona, proponiendo y exigiendo esos servicios e inversiones iguales para todos, junto con una vivienda social.
¿Hasta dónde pretende llegar la especulación inmobiliaria del PP en Estepona?
¿Hasta cuando el ciudadano va a aguantar la pérdida de su calidad de vida en su ciudad, o a que se le expulse de ella?