La sombra del fuego vuelve a acechar a Estepona y, esta vez, el riesgo no solo lo marcan las altas temperaturas o el monte seco, pues lo agrava la dejadez del propio Ayuntamiento. El alcalde José María García Urbano lleva dos años incumpliendo la obligación legal de actualizar el Plan Local de Emergencia por Incendios Forestales (PLEIF), un documento vital que define los recursos humanos y materiales disponibles para hacer frente a una catástrofe.
La normativa es clara: cada municipio debe revisar y aprobar, antes del 1 de mayo de cada año, el Catálogo de Medios y Recursos. Sin embargo, en Estepona no se ha movido un papel desde 2023. El resultado: una ciudad rodeada de masa forestal, con un historial de fuegos devastadores, está hoy más vulnerable que nunca.
La portavoz socialista, Emma Molina, advierte de la gravedad: “En solo cuatro días hemos sufrido dos incendios, el viernes y este lunes. Y nadie ha olvidado aún el infierno de Sierra Bermeja en 2021, con más de 10.000 hectáreas arrasadas”. Aquel desastre llevó al propio García Urbano a prometer públicamente medidas de prevención y vigilancia. Promesas que, cuatro años después, se esfuman en medio del humo de la negligencia.
El incumplimiento del PLEIF no es un simple retraso administrativo: supone jugar con fuego—literalmente— en un municipio de alto riesgo. La ausencia de un plan actualizado compromete la capacidad de reacción ante un posible gran incendio, dejando a vecinos, bomberos y servicios de emergencia en una peligrosa situación de improvisación.
Mientras las llamas vuelven a aparecer en la sierra, la pregunta se impone: ¿Está Estepona preparada para afrontar otra tragedia como la de Sierra Bermeja? O peor aún, ¿nos empuja la pasividad del alcalde hacia un nuevo desastre anunciado?
Foto: Green Peace