Recientemente, se ha localizado en la localidad gaditana de San Roque una fosa común de la Guerra Civil, donde se han hallado los restos de cuatro vecinos de Estepona fusilados por el bando sublevado. Entre las víctimas se encuentran una mujer, un hombre y dos jóvenes de entre 23 y 26 años.
Los trabajos, organizado por el Ayuntamiento de San Roque y con la participación del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, suponen un avance en la recuperación de la memoria histórica. Emma Molina, portavoz del Grupo Municipal Socialista de Estepona que se desplazó hasta la localidad gaditana, ha subrayado la importancia de esta exhumación, pues la valora como “un paso más en el reconocimiento de las víctimas de la represión franquista, que también afectó a numerosos esteponeros”.
Según investigaciones del historiador Ignacio Trillo Huertas, en Estepona existen dos fosas con restos de represaliados: una en el cementerio de La Lobilla y otra en Arroyo Vaquero, donde yacen los restos de represaliados de los fascistas. Desde distintos colectivos se promueve la identificación y posterior traslado de estos restos a una ubicación unificada para su mejor preservación y reconocimiento.

Los sucesos que llevaron a estas ejecuciones ocurrieron tras la entrada de las tropas franquistas en Estepona el 14 de enero de 1937. Al día siguiente, comenzaron los fusilamientos masivos. Estas «sacas nocturnas» se prolongaron durante meses y las ejecuciones se realizaron en varios puntos: el Arroyo Vaquero, La Morocha, la entrada al túnel del arroyo y el Cementerio Municipal. Se estima que el número de víctimas de la represión franquista supera el centenar.
«Nunca imaginaron que podrían ser asesinados, por eso no huyeron en La Desbandá»
Ahora, en la Estación de San Roque, fueron localizados los restos del farmacéutico Diego Pitalúa Infante, junto con los de sus hijos José y Francisco y su empleada del hogar, Inés Parra Rondán. Según el arqueólogo Jesús Román, los cuerpos presentan signos evidentes de ejecución, como impactos de bala a quemarropa y objetos personales, entre ellos las gafas del boticario. Ignacio Trillo, quien documentó la historia de esta familia en su libro “Memorias antropológicas sobre la sanidad campogibraltareña (1910-1960)”, ha explicado que Diego Pitalúa y su familia huyeron de Jimena a Estepona tras el avance franquista. Sin embargo, su refugio no les protegió de la represión, siendo detenidos y ejecutados el 3 de febrero de 1937 en San Roque. Según la investigación de Trillo, las víctimas fueron sacadas de sus hogares en Estepona y Jimena por los franquistas y ejecutadas sin juicio en el cementerio de San Roque. Aunque no militaban en ningún partido, se cree que simpatizaban con Izquierda Republicana, liderado por Manuel Azaña. «Nunca imaginaron que podrían ser asesinados, por eso no huyeron en La Desbandá», dijo Ignacio Trillo en sus palabras del acto de exhumación. La represión en la zona dejó cientos de desaparecidos y sembró el terror entre la población.
El Ayuntamiento de San Roque está financiando estos trabajos arqueológicos, que permitirán la identificación de las víctimas a través de pruebas de ADN y la posterior entrega de los restos a sus familiares. Este proceso forma parte de un esfuerzo mayor por recuperar la memoria histórica y garantizar la justicia y reparación a las víctimas del franquismo.
Emma Molina reivindica la memoria histórica
La portavoz socialista en el Ayuntamiento de Estepona, Emma Molina ha insistido en que «espera que se evite que caiga en el olvido la lucha de estas mujeres y hombres, cuyas voces intentaron silenciar«. Ha destacado que “la exhumación y reconocimiento de estos restos es fundamental para construir una sociedad que conozca su pasado y honre la memoria de quienes fueron perseguidos por defender la democracia”.