Los votos del grupo socialista fueron incapaces de despachar al cajón de las vergüenzas, los planes urbano y municipal presentados por la alcaldesa Ángeles Muñoz para legalizar las huellas de don Jesús Gil y secuaces, más decirle a las parcelas expectantes que vuelve Jauja. La señora Muñoz, ama hogareña de buena fe, ha querido reivindicar fe e inocencia, de todos los que viven en sus ladrillos sin escrituras, sobornados por la trama especulativa de votantes devotos al Ladrón. Doña Angelita también ha ajustado sus planes a la LISTA (Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía), un garabato para darse lustre pop a los papeles bond (no cofundan con 007) por listilla.
Los que aprendimos en el pasado 79, a dejarnos las pestañas en los tomacos de García de Enterría, para ajustar nuestras actuaciones de concejales a la legalidad estricta; ya con la camiseta del Atlético con la marca Marbella, que a troche y moche presumió don Jesús, vimos el primer acto ilícito de su alcaldada, pionero a su oficina de corrupciones del Club financiero liberal, un ayuntamiento paralelo para evitar la parálisis del papeleo oficial, a sus golferías a dentelladas de mordidas. Tanto y tanto, que fue capaz de corromper al mismísimo al monje detective Guillermo de Baskerville, en su papel roña escocés de Sean Connery, que regó la planta baja de su chalet para ganar alturas.
No imagino que el encuentro veraniego de jueces del magistrado Manzanares, a tutiplén, tuviera que ver con las laxitudes gileñas; ni las asesorías de las cajas y bancos facilitando préstamos a los chanchullos construidos; ni el ejercito de probos funcionarios advirtiendo de ilegalidades; ni constructores propineros…y tanto etcétera cómplice. Lo cierto es que ahora pasa la indulgencia plenaria en el plenario marbellí, y nadie ha visto la piqueta capaz de derribar tanto ladrillo de buena fe.