Redacción

Torremolinos crea una macroárea para maquillar el desorden en la organización de eventos municipales

El Gobierno local ha decidido crear un equipo de 15 personas para intentar corregir los constantes fallos en la organización de eventos y espectáculos. Una estructura mastodóntica que, más que una planificación seria, evidencia el caos que ha reinado hasta ahora en el Ayuntamiento de Torremolinos.

La nueva área municipal, incluida dentro de la remodelación del Gobierno local aprobada en abril, llega como una admisión explícita de la alcaldesa, Margarita del Cid, de que cada delegación funcionaba como «reinos de taifas». Un reconocimiento claro de la falta de control interno y de la incapacidad del Ejecutivo para coordinar algo tan básico como su propia agenda pública.

El nuevo invento burocrático contará con un jefe de servicio, un jefe de sección, dos técnicos, tres administrativos, tres auxiliares administrativos, cuatro peones y un oficial conductor. Un despliegue de personal digno de una gran capital para intentar poner orden donde antes solo había improvisación.

Para legitimar este parche, el pleno aprobó una modificación de la Relación de Puestos de Trabajo, con informes favorables de la Secretaría General, tal como recoge el Boletín Oficial de la Provincia. Pero una RPT nueva no borra los problemas de raíz: la falta de coordinación ha sido estructural y sostenida, y solo ahora —tras críticas, fallos de organización y denuncias— se decide actuar.

El anuncio de abril de Del Cid incluía no solo esta superdelegación de actos públicos, sino también nuevas áreas como Economía Circular, Inteligencia Artificial o Emprendimiento. Un catálogo de competencias que suena más a maquillaje político que a una estrategia real de gestión.

El objetivo oficial es el de racionalizar la agenda municipal y crear un sistema más reglado y ordenad”. La propia alcaldesa insistió en que la supervisión debe recaer en un solo departamento para evitar la dispersión. Sin embargo, todo apunta a una medida reactiva y a una respuesta tardía a meses de desencuentros entre concejalías, duplicidades, solapamientos y falta de planificación.

La responsabilidad política de este nuevo macrodepartamento recae en Ramón Alcaide, segundo teniente de alcalde, que ya acumula Deportes y la delegación de El Pinillo. Una acumulación de competencias que difícilmente ayudará a aportar claridad en un área ya de por sí enmarañada.

En cuanto a la plantilla, solo el jefe de servicio será designado libremente; el resto accederá por concurso interno. Un detalle relevante en un ayuntamiento que ha recibido críticas por su manera de organizar eventos y por las contrataciones de acciones culturales, incluso con una denuncia remitida a la Oficina Andaluza Antifraude.

En definitiva, Torremolinos no refuerza su organización: intenta tapar, con más burocracia y un equipo sobredimensionado, un problema que lleva años gestándose. Y lo hace después de que los fallos hayan dejado en evidencia la falta de rumbo de un Gobierno que ahora intenta centralizar lo que antes no supo coordinar.

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