El sonido del crujido fue seco, inesperado. Luego, el estruendo. Un árbol de gran tamaño se desplomó en plena calle Juan XXIII de Marbella, sorprendiendo a los viandantes y dejando tras de sí una escena caótica. Entre los testigos, algunos recordaron de inmediato que aquello no había sido un accidente fortuito, sino una tragedia anunciada.
Antonio Párraga, concejal del PSOE, había advertido del peligro en el último pleno municipal. Aquel árbol estaba enfermo, frágil, y amenazaba con caer en cualquier momento. En su intervención, el edil socialista no solo transmitió la preocupación de los vecinos, sino que solicitó medidas urgentes para evitar lo que, lamentablemente, terminó ocurriendo.
Pero Diego López, el responsable municipal al que correspondía la gestión de estos asuntos, no solo ignoró la advertencia, sino que la desestimó con sorna. En el pleno, su respuesta fue prepotente, burlona, como si las advertencias de Párraga fuesen solo parte de un juego político más. Hoy, la realidad lo había desmentido de la forma más cruda posible: una mujer resultó herida y tuvo que ser trasladada al Hospital Costa del Sol.
El suceso no es aislado. Los socialistas van a exigir responsabilidad por la gestión de López, el «pupilo» de Ángeles Muñoz, del que desde el PSOE recuerdan que arrastra numerosas controversias. Su nombre aparece ligado a facturas mensuales desorbitadas, cercanas a los 15.000 euros, y a la polémica en torno a audios relacionados con la causa judicial que involucra a familiares de la alcaldesa por presunto blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico.
Para Párraga, este nuevo episodio es una prueba más de la «nula capacidad de gestión» de López, quien, según sus palabras, “no ejerce ninguna función más allá del insulto permanente y su afán por complacer a Muñoz con un tono beligerante contra el Gobierno”.
Mientras tanto, en la calle Juan XXIII, solo queda el tronco partido y las ramas esparcidas como un recordatorio silencioso de lo que pudo evitarse.