Los hechos ocurrieron en la avenida Severo Ochoa, en las inmediaciones de un centro hospitalario. Los policías, que se encontraban patrullando en un vehículo camuflado como parte de sus funciones en el ámbito de la seguridad ciudadana, observaron a un hombre visiblemente alterado que descendía apresuradamente de su coche.
El individuo, de nacionalidad ucraniana y sin conocimientos del idioma español, logró comunicar mediante gestos que su pareja, que permanecía en el interior del vehículo, se encontraba en un avanzado estado de parto. Al acercarse, los agentes constataron que la mujer presentaba síntomas evidentes de alumbramiento, con la cabeza del bebé ya visible.
Ante la imposibilidad de trasladarla al centro médico a tiempo, los agentes intervinieron de inmediato, acomodando a la gestante en el asiento trasero del automóvil y facilitándole instrucciones para asegurar el bienestar de la criatura. Mientras uno de los policías acompañaba el proceso de respiración y empuje, otros proporcionaban indicaciones en inglés y mantenían la calma en la escena.
Pocos minutos después, la mujer dio a luz a una niña, que rompió a llorar nada más nacer. El parto se produjo con la asistencia directa de uno de los policías, quien ayudó a completar el expulsivo. A la llegada del equipo sanitario, los profesionales médicos se hicieron cargo de la situación, procediendo a cortar el cordón umbilical y prestar atención especializada tanto a la madre como a la recién nacida.
Finalmente, la mujer fue acompañada por los agentes hasta el centro hospitalario cercano para continuar con la atención posparto.