La provincia de Málaga ha amanecido este viernes con un sobresalto sísmico. Un terremoto de magnitud 4.9, con epicentro en Fuengirola y a 77 kilómetros de profundidad, se registró a las 10:38 horas, según el Instituto Geográfico Nacional (IGN). El seísmo, inicialmente catalogado como 4.2, fue revisado al alza, lo que llevó a la Junta de Andalucía a activar la fase de preemergencia.
El temblor, el tercero más potente del año en el ámbito ibérico y el norte de Marruecos, llegó apenas cuatro días después de otro de 3.2 con epicentro en Estepona. El servicio de emergencias 112 contabilizó más de 40 avisos, aunque sin daños personales ni materiales, pese a que el movimiento se dejó sentir en 140 municipios de Málaga, Sevilla, Córdoba y Granada. Entre las localidades con mayor percepción del temblor destacan Málaga capital, Benalmádena, Torrox, Nerja o Rincón de la Victoria.
El IGN ha estimado una intensidad sísmica 3, lo que corresponde a un seísmo débil: objetos que se balancean, gente que nota un ligero vaivén… y poco más. Aun así, el episodio ha reavivado el recordatorio de que la provincia vive junto a la Falla de Alborán, una zona activa donde los temblores —aunque normalmente leves— no son una rareza.
El riesgo de tsunami, siempre bajo, pero existente
El movimiento también ha reavivado el debate sobre el riesgo de maremotos en el mar de Alborán, una de las áreas sísmicas más activas del país. Aunque la probabilidad de un tsunami es baja, el Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos, aprobado en 2021, señala a Málaga como una de las zonas con mayores consecuencias potenciales en caso de un gran terremoto submarino. El documento advierte de que una ola podría superar los cinco metros y alcanzar la costa en apenas veinte minutos.
