Redacción

Una visita que deja huella, la Cueva de Nerja

Cultura, Turismo

Cercano del centro de Nerja, se abre paso una de las maravillas naturales más impresionantes de España: la Cueva de Nerja. Descubierta por casualidad en 1959 por un grupo de jóvenes del pueblo, esta cavidad milenaria ha pasado de ser un secreto entre pinares a convertirse en un icono del patrimonio andaluz. Declarada Bien de Interés Cultural en 2006, la cueva es mucho más que una atracción turística: es un templo de la naturaleza, del arte rupestre y de la ciencia.

Un tesoro de estalactitas, arte y misterio
Con más de 4 kilómetros de galerías, de los cuales una parte está abierta al público, la Cueva de Nerja despliega un espectáculo visual de estalactitas y estalagmitas que crecen como esculturas vivas. Algunas de ellas alcanzan dimensiones colosales, como la gran columna central de la Sala del Cataclismo, considerada una de las más grandes del mundo. Las formaciones minerales, de colores ocres y marfil, se entrelazan creando un paisaje de otro mundo, moldeado gota a gota durante cientos de miles de años.

Pero lo que realmente distingue a esta cueva no es solo su belleza natural, sino su importancia arqueológica. En su interior se han hallado restos humanos de más de 30.000 años de antigüedad, así como herramientas, cerámicas y pinturas rupestres que sitúan a Nerja en el mapa mundial del arte prehistórico. Algunas de estas pinturas, que representan focas, podrían ser incluso las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad.

Un espacio vivo que no deja de sorprender
Desde su apertura al público en 1960, la Cueva de Nerja ha sido escenario de conciertos, festivales y actividades culturales. Su excelente acústica natural ha permitido que artistas de renombre internacional actúen en sus entrañas, fundiendo el arte humano con la arquitectura milenaria de la Tierra.

Además, la cueva es objeto de constante estudio científico. En los últimos años, nuevas tecnologías han permitido descubrir cámaras ocultas y pinturas que antes pasaban desapercibidas. El equipo del Instituto de Investigación Cueva de Nerja continúa trabajando para desentrañar sus secretos, muchos aún por revelar.

Una visita que deja huella
Recorrer la Cueva de Nerja es una experiencia inmersiva. La temperatura constante, el silencio reverencial, la iluminación tenue y el sonido de las gotas cayendo desde el techo ofrecen un viaje sensorial que conecta al visitante con los orígenes de la humanidad.

El entorno natural que la rodea, con vistas al Mediterráneo y al Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, convierte la visita en una escapada completa, donde historia, naturaleza y belleza se dan la mano.

Volver, siempre volver
Hay lugares que se graban en la memoria y llaman a regresar. La Cueva de Nerja es uno de ellos. No importa cuántas veces se haya visitado: cada descenso a sus entrañas es una nueva aventura, una nueva emoción, un reencuentro con lo que fuimos y con la grandeza de lo que la Tierra es capaz de crear.

La Cueva de Nerja no es solo una joya de Andalucía. Es un patrimonio de todos. Un milagro de piedra, tiempo y silencio.

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